Ana María Cáliz, in memoriam

Ayer el cielo se tornaba en gris plomizo, el tiempo era frío y el sol apenas asomaba por el horizonte…

Hoy las nubes se tornaban en lágrimas, apenas suaves al inicio de la mañana y con más fuerza a medida que transcurría el día…

Algo estaba rondando por ahí arriba, su fotógrafa de cabecera no salía a su paraíso, El Portil, para inmortalizar cada día su atardecer y sus lunas…

Hace varios días que Ana María no nos ilustraba nuestras redes sociales con sus imágenes y sus creaciones…

Y esta mañana un extraño mensaje nos llegaba al teléfono, con una imagen suya en uno de sus recitales y el siguiente texto: “Lamento comunicaros con tanta premura que he sido seleccionada para un recital desde las estrellas.

Estaré esperando en el Tanatorio Servisa (antiguo) hasta las 17:00 para la celebración de los servicios religiosos.

Gracias por vuestros momentos vividos junto a mí. Un fuerte beso y os dejo mi cariño”.

Aún no me lo creo, con su vitalidad, su fortaleza a pesar de las adversidades, sus inquietudes por aprender y siempre dispuesta y con enormes ganas de participar de cuantas acciones emprendíamos en la Asociación. La primera en apuntarse a las actividades, las exposiciones y las guardias,…

Ana María era polifacética y autodidacta, comenzaba en las artes plásticas en los años 80 en la pintura, donde llegó a ser un referente de la época con multitud de exposiciones por toda España. Hace unos años se reciclaba como me comentaba hoy su hijo, trasladando su pasión por el arte a la fotografía y la poesía, que sin saber nada de ordenadores ni tecnología, fue aprendiendo paso a paso a manejarse con las nuevas tecnologías y superar cada bache que se encontraba a su paso.

Incansable emprendedora nos quería con locura y siempre lo decía, “aquí me siento feliz, estoy muy contenta de pertenecer a la Asociación y contad conmigo para lo que necesitéis” y lo llevaba a rajatabla.

Cuando le decía: “Ana María quiero que leas un poema para la inauguración de esta exposición”, nunca me dijo un No por respuesta, al contrario, se sentía feliz y encantada de que se lo propusiera, y me decía: “Presi lo que necesitéis, allí estaré e iré vestida de Poeta”.

Mis palabras no consolarán el dolor, ni apaciguarán lo que sentimos en estos momentos, pero quiero que sepas que siempre te llevaremos en el corazón, y cada tarde que mire al horizonte y vea la puesta de sol o cuando la luna se asome para vernos, te veré a ti, fotografiando nuestras vidas, que serán más vacías sin tu presencia.

Tanto Sonia como yo y el resto de compañeros te extrañaremos muchísimo…

Vuela alto y sigue regalándonos esos atardeceres, que cuando los miremos, seamos capaces de ver tu sonrisa y que la luna nos ilumine a cada paso que seguiremos dando.

DEP Ana María Cáliz Serrano.